poniedziałek, maja 26, 2008
Y ahora, ¿qué?
Sí. Parecía que se acercaba el momento de poner las cosas en su sitio. Pero los momentos es lo que tienen, que se acaban, como todo. Poco nos queda del viernes pasado. Como mola la realidad cuando te mete una hostia de esas que no ves venir. Sin dinero, sin tabaco y perdío en la estasión, como diría aquel.
Ayer por la noche estuve mirando unos documentales sobre el maestro Stanley Kubrick. Por fin, pude verle en vivo y en directo, aunque he de decir que parecía de mentira. El 8 de marzo de 1997, el mejor director de cine de todos los tiempos, recibió el premio honorífico D.W. Griffith por toda su carrera como cineasta. Como, evidentemente, no asistió a la gala, dejó un mensaje de los más cachondos que he visto en mi puta y miserable vida. Con algún que otro detalle, como la subida y bajada de las gafas una y otra vez, o esas pausas entre párrafo y párrafo para salivar, que lo hacen aún más gracioso y real. Vemos como Kubrick compara la carrera de Griffith con el mito del Ícaro, según él, Griffith subió demasiado alto y quemó sus alas por intentar llegar más lejos que nadie. Al terminar, y con una seriedad pasmosa, Stanley dice: "Nunca he estado seguro de si la moraleja de la historia del Ícaro debe ser únicamente lo que se conoce en general: no intentes volar demasiado alto. O si quizás debería interpretarse como: Olvídate de la cera y las plumas y trata de mejorar las alas".
Os dejo con esta reflexión.
P.D.: Mañana pondré unas imágenes, que ahora el puto blogger no me deja.
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2 komentarze:
Excelente postagene, Xarly!
yo adoré.
gracias por compartirla con nosotros
Muchas gracias David Santos. Creo que es una reflexión muy interesante la que hizo Kubrick. Por otro lado, si no llegas lo suficientemente alto, no puedes hacer esa reflexión.
Saludos.
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