
Cuando desperté, y escuché el goteo incesante del jugo de nube, recordé el dialogo que mantenía
Boris Grushenko con un cura mientras enterraba a sus compañeros asesinados en el campo de batalla. Espero que vosotros no déis la razón a las estadísticas que aseguran que en días de lluvia la gente se queda en casa. Venga, al
teatro se ha dicho.
Un beso, cabrones.
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